BIEN, MAL, ¡QUIÉN SABE!
Nos pasamos la vida juzgando, todo lo que vivimos aquí, bajo el paraguas de la dualidad, de las polaridades invertidas de esta densa vibración que es el medio en el que se vive la dualidad, catalogándolo como bueno o malo, en función de las interpretaciones mentales con las que vivamos.
CREEMOS, desde nuestro sistema de pensamiento basado en el miedo, que sólo debemos vivir unas experiencias, las que hemos CREÍDO que son buenas, y que no debemos vivir el resto de experiencias que CREEMOS que son malas, sin ser capaces de ver que lo que da valor a esas experiencias es lo que pensamos de ellas y no la experiencia en sí.
Cuando nos permitimos soltar el pasado, y nuestro programa mental aterrador que lo sustenta, nos podemos abrir a vivir este instante, el presente, y experimentarlo sin que ninguna interpretación temerosa pueda dictar ningún juicio sobre él ni sobre lo que en él sucede. Entonces, no podemos saber si eso que pasa es bueno o malo ya que es perfecto tal y como se da, y lleno de los aprendizajes que debo aprender.
Si tuviéramos la capacidad de vivir plenamente desde nuestro ser, podríamos ver que ese evento, que normalmente juzgamos individualmente, es parte de un todo en el que esa experiencia es necesaria y perfecta para la vida.
Besos en el corazón y bendiciones.