Venimos a este plano de existencia para cumplir una función, un propósito que da sentido a nuestra existencia. Pero las normas sociales y, sobre todo, la programación mental basada en el miedo que papá y mamá insertaron en nuestras mentes, han conseguido que CREEAMOS que tenemos que trabajar duramente y que se trabajo es nuestra función.

Desde pequeños se les pregunta a los niños qué quieren ser y ellos normalmente contestan profesiones que les parecen entretenidas o cosas que a los adultos les parece que no son dedicaciones suficientemente buenas para sus hijos o que son imposibles. Pero rara vez se ayuda a los niños a descubrir y potenciar sus talentos únicos para que descubran su verdadera función en este mundo.

Así tenemos un mundo lleno casi completamente de seres humanos condenados a trabajos que no les gustan o que CREEN que les gustan, sin conocer sus talentos únicos que les llevarían a cumplir su función y ser plenamente felices, dichosos y exitosos. Todos obsesionados con trabajar y ganar dinero, y trabajar más y ganar más dinero; dinero que luego gastamos en cosas que no necesitamos con gente que no necesitamos pero que si CREEMOS necesitar.

Para encontrar la función, primero uno debe saber quien no es, para descubrir quien es, pues alguien que no sabe quien es no puede cumplir su función plenamente. Cuando se produce el feliz reencuentro con uno mismo, el camino está allanado para encontrar la función. Y esa función es una que hace felices a todos y que ayuda a todos, incluido uno mismo.

Besos en el corazón y bendiciones.