¡La prisa te ralentiza!

Cuando tenemos prisa, sentimos que todo se confabula para pararnos, sin darnos cuenta de que somos nosotros mismos al dejarnos llevar por esa prisa, quienes nos ralentizamos. Cuando tenemos prisa, siempre hay un semáforo cerrado, un atasco, unas llaves perdidas, un ordenador que no arranca,…

Nos dejamos llevar por esa alarma mental sin darnos tiempo a parar y analizar la situación con calma. Eso nos lleva a tomar decisiones precipitadas que nos van retrasando en nuestro proceso de intentar que las cosas sean de otra manera a cómo están siendo. Y si finalmente llegamos a la hora que CREÍAMOS que teníamos que llegar, resulta que se había suspendido la reunión. Eso también pasa.

Lo realmente pasa es que no somos conscientes de que la decisión de ir con prisa o la anterior que ha provocado que tenga que ir con prisa (calcular mal la hora, dejar todo para el último momento, etc.) es la que me hace ir ahora acelerado pero si no para mi mente para poder tomar una decisión consciente, seguiré tomando decisiones inconscientes queriendo arreglar la primera que tome y que me ha traído hasta aquí. Y esas no van a hacer más que ponerme muchos semáforos rojos cuando yo CREO que necesito el verde.

La prisa es una ilusión pues nada en la vida puede ser más apremiante que vivir este instante con lo que te ofrece. Y si los errores mentales te han puesto en una situación complicada, ¿qué mejor momento para verlos y corregirlos que ahora que tienes prisa? En vez de seguir corriendo escapando de lo que CREES que has hecho mal, párate a mirarte para ver lo que tus pensamientos te están mostrando.

Besos en el corazón y bendiciones.

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