Desde que los seres humanos estamos confinados, el planeta está sanando. Es el ejemplo más claro de cómo la especie más inteligente del planeta (eso dicen) es la más destructiva con la naturaleza que le da la vida. ¿Cómo puede un ser que es A-MOR, y proviene de él, convertirse en una máquina destructiva?

Pero ahora que no salimos y el planeta se libera de humos, de ruidos, de vertidos y de destrucción; justo ahora que los seres humanos no pueden salir de casa, hemos visto cómo, una gran mayoría, es incapaz de vivir sin miedo y, sobre todo, sin extenderlo. El miedo es el arma de destrucción masiva que tiene el ser humano para auto destruirse, eso si, llevándose por delante a todos los demás. Desde el encierro, sólo hemos necesitado el teléfono o un ordenador para extender nuestro miedo por las redes sociales y así, en lugar de destruir al planeta y a nosotros mismo, solo nos destruimos.

No somos conscientes de cuánto nos aferramos a nuestro programa mental basado en el miedo, ese que metieron papá y mamá en la mente, ni de cómo ese miedo nos lleva a ser ese arma de destrucción contra la naturaleza que nos da vida y contra el ser humano. Toda nuestra basura mental se vuelca en forma de rabia, odio, ira, maltrato, victimismo, resentimiento y rencor por todas las vías que podemos, para poder aliviar nuestra mente al contagiar al resto de nuestro virus, ese virus mortal llamado miedo.

Besos en el corazón y bendiciones.