Los niños suelen ser los que pagan y sufren las frustraciones, ansiedades, depresiones e impotencias de los adultos. Solemos CREER que son nuestros, de nuestra propiedad, que tienen que hacer todo lo que les digamos, que todo lo que ellos hagan esta equivocado porque no saben nada del mundo y que todo lo que dicen es por su inocencia, porque no saben aún. Y no podemos estar más equivocados.

Los niños son tal y como deberíamos ser los adultos: inocentes, curiosos, amorosos, sin miedo, aventureros,… y todo eso lo pierden cuando los adultos les decimos que lo teman todo y que se protejan de todo.

En esta situación de confinamiento, muchos niños y niñas deben estar pasando situaciones muy complicadas teniendo que estar 24/7 con sus padres, “sufriendo” todas sus porquerías mentales y toda su ansiedad y angustia. Estamos siempre exigiendo que los niños trabajen más que nosotros e incluso ahora que estamos en confinamiento, les obligamos a estudiar y hacer deberes cuando muchos de nosotros no trabajamos y, por lo general, las plataformas educativas funcionan mal o no funcionan.

¿Cuando vamos a dejar de presionar a los niños para que sean una mejor versión mejor de nosotros mismo, sin darnos cuenta que solo necesitan A-MOR, no obligaciones que ahora no sirven para nadie?

Besos en el corazón y bendiciones.